Es una infección de la piel del conducto auditivo externo, la cual afecta a 4 de cada 1000 niños y adultos al año. Se presenta con mayor frecuencia durante el verano. Puede ser muy dolorosa, especialmente en la noche, con el roce de la almohada. La mayoría de las veces es producida por bacterias, y ocasionalmente por hongos.

Factores predisponentes:

• Humedad, medio ambiente húmedo
• Natación
• Conducto auditivo externo estrecho
• Uso de tapones o ayudas auditivas
• Trauma por copitos, y otros objetos

 

¿Cómo se presenta?

La piel del conducto se hincha, su lumen se estrecha en forma progresiva y disminuye la audición en forma temporal, y comienza a salir una secreción del oído. Posteriormente se puede acompañar de ganglios por delante, detrás o por debajo de la oreja. Los síntomas aumentan cuando se moviliza la oreja, se toca el conducto, cuando mastica. Puede afectar ambos oídos y manifestarse en forma recurrente.

¿Quiénes son más susceptibles a la infección?

Es mas frecuente encontrarlo en personas que sufren de eczema, psoriasis o dermatitis.

¿Cómo se trata?

El tratamiento generalmente se realiza con gotas para los oídos instiladas periódicamente durante una semana. Algunas veces puede ser necesario el uso de antibióticos orales y antiinflamatorios. Algunos casos necesitan limpieza del conducto y un tratamiento más intensivo por lo cual deben consultar al Otorrinolaringólogo.

¿Cuáles son las complicaciones?

Algunos casos pueden avanzar a celulitis, pericondritis, condritis (inflamación del cartílago de la oreja), fibrosis del conducto auditivo externo en casos crónicos. En personas ancianas diabéticas, personas inmunosuprimidas, puede presentarse una enfermedad llamada otitis externa maligna, la cual puede ser fatal, al diseminarse la infección a través de los tejidos blandos y el hueso hacia la base del cráneo.